¿Cómo pasar de profesor de secundaria a empresario y fabricante de jabón?

Sí, es una gran diferencia facial. Pero lo hice, y aunque a veces me tire un poco, ¡qué orgullo, qué belleza de gesto! Mi camino, al principio, es el de muchos de los mejores de la clase: curso general, hypokhâgne, khâgne, universidad, Capes, Agrégation -> prof.
Mientras nada te obligue a especializarte, seguirás en la pendiente del éxito. Hasta que, sin darte cuenta, un viernes por la noche te encuentras teniendo que mantener en vilo a 36 quinceañeros con un video sobre El Gordo de Navidad (sí, fui profesor de español. LV2. La prioridad de nadie). Te sientes un poco inútil ese viernes por la noche.
Durante 14 años, este sentimiento se convirtió en algo cotidiano y te agotaba. Elegiste esta profesión porque se alineaba con tus valores de transmisión, servicio público y cultura.
A partir de ahí, urdes un plan. Desarrollas habilidades paralelas al trabajo que te mantienen vivo, pero también te matan un poco. ¿Un ejemplo al azar de una habilidad? Fabricar jabón. Estás atento a cualquier salida posible. La Educación Nacional es una jaula dorada (aunque no de oro fino de 18 quilates, porque el índice salarial está congelado desde el primer viaje de Cristóbal Colón). Hay seguridad laboral. Hay julio. Hay agosto. Y todas las vacaciones escolares.
Todo para que te quedes ahí. Pero el apoyo para movilidad, formación y reciclaje es inexistente. El Estado ha invertido en ti y no quiere verte en ningún otro lugar que no sea frente a estos 36 adolescentes que se resisten a cualquier ejercicio de comprensión auditiva.
Un día, con suficientes antenas, aprovechas la oportunidad. Me tomó 12 años.
Para mí, fue la decisión de emprender para construir mi propia vía de escape. Jeremy Emsellem también buscaba un proyecto de manualidades, nuestros planetas se alinearon y dijimos ✨¡BINGO!✨ Con mis habilidades extracurriculares como fabricante de jabón y nuestra visión de cosméticos saludables y hermosos, fundamos Ciment.
Desde entonces, me siento identificada con mis valores, con mi equipo, y me alegra ir a trabajar por la mañana. Así que, sí, a veces es difícil, emprender no es nada fácil, ¡pero qué orgullo cuando tocas tierra, con las piernas estiradas!
Solène Lebon

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